No dejes tu sueño de lado.

La esperanza nos trae una buena nueva. Nos brinda una oportunidad de cambio, de mejorar, sanar. Cambiar y mejorar para ser más íntegros, más felices; curarnos de nuestras dolencias, y sanarnos al crear un espacio interior de paz y armonía.
Abrirnos a la esperanza… ¿Por qué abrirnos a ella cuando parece que nos inunda la desconfianza, cuando parece que todo es complejo, difícil, incierto, estresante?
Según investigaciones, la esperanza se construye de pensamientos orientados a objetivos concretos; requiere de poder pensar en caminos para lograr esos objetivos, que expresan nuestro sentido de vida; requiere de creencias positivas sobre nuestras capacidades.
La esperanza es una amiga, que nos permite reducir el estrés cotidiano, la ansiedad y todos estos sentimientos que nos afectan por las cosas que nos pasan en la vida.
Si los trabajadores, las madres, los padres, los hijos, las personas solas, todos, tuviéramos esperanza, sentiríamos un mayor bienestar con la vida, seríamos más productivos, nos relacionaríamos mejor.
La esperanza no es solo una experiencia existencial, sino, una experiencia que nace de la interacción humana, en particular con los que nos rodean más cercanamente. La interacción cotidiana nos proyecta, nos da sentido y nos permite tener una nueva mirada, posibilidades. Por eso, la esperanza se aprende desde pequeños.
No es un deseo fantasioso, sino que es la posibilidad de cambio, fortalecimiento de nuestro sentido de vida.
Para fortalecer la esperanza, es necesario tener un camino que fortalezca nuestra identidad, quiénes somos; fortalecer nuestra espiritualidad, nuestra fe.
Necesitamos robustecer nuestra esperanza, mejorando nuestros vínculos, para construir un presente y un futuro renovado, más amable y más sano.

«Y sobre todo, ¡sueña! No tengas miedo de soñar. ¡Sueña! Sueña con un mundo que todavía no se ve, pero que ciertamente vendrá. La esperanza nos lleva a creer en la existencia de una creación que se extiende hasta su cumplimiento definitivo, que Dios es todo en todos. Los hombres capaces de imaginar han regalado a la humanidad descubrimientos científicos y tecnológicos. Han surcado los océanos, y pisado tierra que nadie había pisado nunca. Los hombres que han cultivado esperanzas son también los que han vencido la esclavitud, y han traído mejores condiciones de vida a esta tierra.».