• La personalidad de cada individuo se va forjando a lo largo de la vida, sobre todo en la primera infancia. Por lo tanto, las experiencias vitales van a ser decisivas.
• La familia es, en la mayoría de los casos, quien acompaña al niño en sus procesos de aprendizaje, o en el desarrollo de sus habilidades, y en la búsqueda de soluciones a las dificultades que estos presentan.
• Las importantes repercusiones que la actitud de los padres genera en los hijos. Es muy importante la coherencia y la atención prestada. Coherencia: actuar de acuerdo con lo que decimos. Atención: el tiempo dedicado a estar con los hijos. Los niños tienden a imitar lo que ven. La forma de actuar y pensar de los mayores va a determinar sus propios valores y actitudes. No es igual la reacción de un hijo que muestra sus tareas escolares a los padres y percibe por parte de éstos interés y curiosidad, que aquel que sólo recibe indiferencia.
• Si la comunicación familiar es clara, directa y valora al sujeto, se logra una relación profunda, sana y le permite al individuo sentirse bien consigo mismo y con los demás.
• Los padres necesitan prepararse para ayudar a los hijos a crear una buena autoestima mediante el reconocimiento y valoración de sus habilidades, las que les servirán para cualquier situación de la vida.
• Para eso son básicas las normas y la disciplina. El niño necesita límites precisos, consistentes, adecuados, claros y esto puede hacerse con respeto y amor.
• Cuando un niño tiene una autoestima positiva se sabe valioso y competente, entiende que aprender es importante por lo que no se siente disminuido cuando necesita ayuda.
• Por otro lado, si la familia insiste en proteger demasiado es posible que el hijo construya un vínculo de miedo y desconfianza con respecto a sus contextos sociales. Los niños necesitan resolver sus propios problemas. Incluso es deseable que los padres vayan otorgando mayores responsabilidades.
• La principal preocupación de la familia debe ser la seguridad emocional y social de sus integrantes. Todo ser humano necesita entrar en relación con personas que le hagan sentir que es querido y aceptado, desde las primeras etapas de su desarrollo. Esto favorece a la formación de su autoestima y representa un recurso valioso para su desarrollo cognoscitivo y rendimiento escolar.
Fuente:
Psicopedagoga y Pastora Debora Moreira.
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