También se puede ajustar manualmente la “habilidad de la caída”. Esto quiere decir que, luego de una cantidad determinada de intentos, la garra deja caer el premio que está agarrando antes de que llegue a sus manos. El aparato también permite ajustar el margen de ganancia esperado y manipular automáticamente la fuerza de la garra para asegurarse que los jugadores ganen solo una determinada cantidad de veces.
Esto no es particular de una máquina o de una compañía, sino que es la práctica estándar dentro de la industria.
¿Quiere ganarse el juguete más preciado? El manual de instrucciones de la máquina muestra que probablemente tenga que jugar muchas veces para lograrlo. El dueño puede programar con cuánta frecuencia la garra es fuerte o débil, es decir, si tiene mucha o poca energía (basado en el voltaje mandado a la garra).
La gran decisión para los dueños de estas máquinas es cuán justo o injusto quieren que sea el juego. Pueden ajustar la máquina para que la garra opere con suficiente energía en uno de cada 23 intentos. En teoría, esto arrojaría un 50 por ciento de ganancia (la máquina tiene una manera de asegurarse esto: si un jugador gana con una “garra débil”, la máquina puede esperar aún más tiempo para enviar más energía a la garra).
Pero los dueños deben ser cuidadosos: nadie quiere jugar en una máquina que parece que nunca funciona. Por eso, quizás quieran aceptar menos ganancias a corto plazo y dejar que la garra “sea fuerte” con más frecuencia, dándole a la máquina una mejor reputación.
De todas maneras, para el jugador no hay manera de saber con anterioridad cuán fuerte o débil es la garra de una máquina de peluches.
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