Pero este pecarí, como buen porcino, no tiene problemas con expandir la dieta a lo que venga: raíces, leguminosas salvajes, insectos de todo tipo y hasta algún pequeño ratón.
Una de sus costumbres más características es su gusto por la sal. Pero, ¿dónde encontrar sal fuera de un salero en las vastas extensiones a campo abierto? En las “piedras de sal” formadas en la parte externa de los hormigueros. O, simplemente, comiendo tierra alrededor de ellos. Sus panzadas pueden durar hasta una hora.
Rápido, con buena vista y caminador, las piaras de estos chanchos están siempre listas para salir en sus recorridos. Las madres, que dan a luz en soledad, apartadas del grupo, tienen apenas una hora después del nacimiento a sus hijitos perfectamente disponibles para salir caminando. Es menos agresivo que las otras dos especies de pecaríes, lo que quizá se deba a que es la más grande, ya que pueden llegar a medir hasta 1,1 metros de largo. Cuando se asustan, erizan los pelos gruesos de sus lomos y sale corriendo como el rayo.
Lamentablemente, el avance de la ganadería, y la caza desproporcionada los van haciendo escasos, por lo cual el Bañado es un lugar donde pueden obtener cierta tranquilidad, adaptándose al entorno más acuático. Por eso, si al viajar , lo observa, disfrute de un animal que coexistió con los perezosos, gliptodontes, jaguares y llamas gigantes del Pleistoceno.
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