No todas las carnes son malas ni el asado es un pecado. La buena noticia es que es posible seguir disfrutando de esta tradición argentina, siempre y cuando se cuiden un poco las calorías y las grasas. Todas las carnes, ya sean de vaca, pollo, pescado o cerdo, aportan una cantidad similar de proteínas, pero difieren en la cantidad de otros nutrientes, como minerales y grasas.
Los cortes de carne de vaca tienen dos tipos de grasa: la externa, que es fácilmente extraíble, y la intramuscular, esas vetas blancas que se entremezclan con la pulpa. Esta última, a diferencia de la primera, no puede ser eliminada. La cantidad y calidad de esta grasa depende de la edad, el sexo, la raza, la velocidad del crecimiento y la alimentación del animal.
¿Cuáles son los cortes magros?
Por regla general, los cortes de menor contenido graso son los que se encuentran en los cuartos traseros del animal, como el lomo por ejemplo.
- Carne de vaca: nalga, cuadrada, peceto, colita de cuadril, bola de lomo, lomo, bife angosto, palomita.
- Cerdo: lomo, solomillo con hueso, costilla con o sin hueso.
- Cordero: los cortes de la media caña de la pierna tienden a ser más magros, incluyen la pierna, el brazo y el lomo.
Consumo recomendado
El consumo de carnes debe ser de 150 g por día para las mujeres y de 200 g para los hombres adultos, y en los niños, de 15 a 20 gramos por cada año de edad hasta llegar a los 150g. Lo más aconsejable es consumir tres veces por semana carne de vaca (puede incluirse cordero); dos veces, pescados grasos (por su contenido de omega 3); una vez, pollo; y una vez, cerdo magro.
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