7. Venza el estrés con películas cómicas
Sí, organice un maratón con las películas de Olmedo, con las obras completas de Los tres chiflados o con las últimas tres temporadas de Seinfield. Así, todos los días lo estará esperando algo divertido. De acuerdo con un estudio de la Universidad de California y del Colegio de Medicina Irvine, esto basta para estimular las hormonas antiestrés, como las endorfinas y la somatotropina, y para inhibir las hormonas del estrés, como el cortisol y la epinefrina. Los investigadores estudiaron a 16 hombres, la mitad de los cuales sabían que en 3 días iban a ver una película cómica. Los que sabían que las carcajadas estaban por llegar mostraron un aumento de las hormonas relajantes y una disminución de las hormonas del estrés, incluso antes de ver la película. En cambio, los que no la vieron no mostraron ningún cambio.
8. Libere el estrés tocando un instrumento
Puede sonar un poco a new age, pero sirve para combatir el estrés (sobre todo si visualiza la cabeza de su jefe como el tambor). Los investigadores del Centro Médico Meadville de Pensilvania compararon a 50 personas que integraban una orquesta de tambores o que sólo la escuchaban. Los investigadores encontraron que aquellos que tocaban los instrumentos presentaron menores niveles de cortisol, una hormona del estrés, y mayor cantidad de células asesinas naturales, las cuales fortalecen el sistema inmunológico. Busque un grupo o banda de tambores cerca de su barrio, en lugares como parques, plazas o centros o casas de cultura.
9. Cree un espacio para relajarse
Pinte una habitación en un tono azul relajante o verde pálido, asegúrese de que pueda regular la luz eléctrica, coloque una silla cómoda y suave y encienda unas velas aromáticas, de lavanda, por ejemplo. Así tendrá un cuarto de relajación, un refugio para cuando necesite tranquilizarse, al llegar del trabajo o en otra ocasión. Los colores son importantes porque ayudan a calmarse, afirma Larina Kase, psicóloga del Centro para el Tratamiento y Estudio de la Ansiedad de la Universidad de Pensilvania y directora del Centro de Asesoría para el Éxito.
10. Aficiónese al arte y acabe con el estrés.
Asista a subastas de arte y a museos, o simplemente enmarque y cuelgue los dibujos de sus hijos. Los estudios muestran que contemplar obras de arte, sin importar su precio, ¡puede reducir las hormonas del estrés! Otra opción es crear sus propias obras, pues cualquier clase de actividad creativa, como pintar o dibujar, también reduce dichas hormonas. ¡Ah!, y no se olvide de hablar con su médico acerca de las paredes vacías de su consultorio.
11. Consiga una receta antes de una situación estresante
No somos de los que recomiendan pastillas para todo, pero este consejo de la doctora Susan Montauk, profesora de Medicina familiar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati, realmente tiene sentido. Ella receta un bloqueador beta (BB) llamado atenolol (Tenormin) a los pacientes que han manifestado ansiedad en otras situaciones. “Es perfecto para quienes padecen un poco de palpitaciones cardíacas”, afirma. Ya sabe a lo que nos referimos: esa sensación antes de hablar en público como si hubiera tomado seis tazas de café y corrido 3 km. La doctora Montauk primero administra el medicamento a sus pacientes en un día normal para asegurarse de que no producirá efectos secundarios. Por supuesto, debe hablar del tema con su médico, pues los bloqueadores beta son fármacos que sólo el facultativo debe prescribir.
12. Niéguese a las peticiones estresantes
Repita: “No, no puedo poner un puesto en la kermés”. “No, no quiero pasarme todas las noches y los fines de semana manejando para llevar a mi hijo a jugar al futbol”. “No, no te puedo prestar dinero para un coche…, volverte a recibir en casa…, hacer el trabajo del empleado que despidieron”. Suena fácil, pero casi nadie puede pronunciar la palabra “no” sin sentirse culpable, y si nos sentimos culpables, ¿cuál es el caso? La doctora Susan Newman, psicóloga social y autora de El libro del no: 250 formas de decirlo en serio (“The Book of No: 250 Ways to Say It”), nos brinda este asequible plan de cinco pasos:
- Cuente el número de veces que dijo “sí” la semana pasada. Anótelos en una lista. La cantidad que verá anotada lo dejará impactado.
- Durante una semana monitoree cómo y con quién pasa cada hora de su tiempo. Quizá descubra que un amigo lo está acaparando o que algún miembro de su familia es muy demandante. Si está empleando bien su tiempo, de todas maneras aparte un poco para usted mismo.
- Defina quién encabeza su lista: su pareja, su hijo, su jefe. ¿Y usted?
- Conozca sus límites. ¿Cuánto tiempo puede volver a escuchar la tragedia de un amigo sin ahorcarlo? ¿A cuántas reuniones de padres de familia puede asistir sin enloquecer?
- Elija cada semana un aspecto en el que cederá el control. Quizá pagar las tarjetas, cortar el césped (¿debe quedar perfecto o lo puede cortar su hijo de 12 años?) o preparar la cena (hoy en día hay comida para llevar deliciosa y saludable).
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